Ayer (en hora lituana), 8 de marzo. Día de la Mujer. Y
hoy quiero hablaros de cómo percibo a la mujer en Lituania, pues es
bastante distinto respecto a España. Para empezar, los roles de género
me tienen muy confundido. Por una parte, todos los trabajos tipo trabajo
social, peluquería, enseñanza, cuidado de personas en general... Están
ocupados casi por completo por mujeres. Sin embargo, hay bastante más
mujeres policías, militares y conductoras de autobús, por ejemplo, que
en España. Mi lectura de esto es que las mujeres han tenido el valor de
entrar en los campos que tradicionalmente han pertenecido a los hombres
pero los hombres no han tenido el coraje de entrar en el de las mujeres.
Probablemente por ese miedo tan típico de verse feminizados y, así,
juzgados por otros hombres. Si el machismo alcanza esos puntos de
estupidez tan elevados entre los propios hombres, no quiero saber hasta
donde alcanza contra las mujeres a diario.
En
cuanto a la vida social, es evidente cómo el hombre ejerce un rol
dominante. Lo vimos en los primeros meses, antes de que la pandemia se
descontrolase en Lituania y cerraran todo. Los hombres son echados pa
alante y no dudan en entablar conversación con una chica que les gusta.
Sin embargo, la chica espera, tímida, como si fuesen la parte pasiva de
una exhibición de la que los hombres conforman la parte activa. Ella
juzgan y eligen, ellas esperan y aceptan o niegan.
Luego,
está el tema del maquillaje. En Lituania muchas chicas lucen unas cejas
y unas uñas larguísimas, de mentira claro está, y van pintadas como si
fuesen Barbies más que personas. Los hombres, al contrario, suelen ir
descuidados, no muestran preocupación por la estética. En definitiva,
que la mujer sufre una elevada presión social por su belleza mientras
que el hombre no la siente para nada. De ahí que Kaunas esté repleta de
salones de belleza y no haya casi peluquerías para hombre.
Por
último, aquí los matrimonios se forman bastante jóvenes y tienen hijos
al instante, antes de cumplir los 25. Es decir, las mujeres sufren la
carga familiar desde edades muy tempranas mientras los hombres presumen
de todo lo que trabajan para sacar la familia adelante (esto me lo ha
dicho alguien de Lituania). Como si el trabajo de una mujer en casa no
fuese igual de exhausto ni mereciese el valor que representa
naturalmente un salario.
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